Sobre mí
Arquitecta paisajista, guía oficial y creadora de experiencias que conectan el alma con el paisaje.
Desde niña, los jardines han sido mi refugio y mi inspiración. Crecí entre cerezos, limoneros y acequias, jugando con caracoles y recogiendo moras junto al río.
En casa siempre había flores frescas. Esa conexión profunda con la naturaleza y la belleza me ha acompañado toda la vida.
Vengo de una estirpe que entendía la tierra como arte.
Mi abuelo, jardinero en la Alhambra, cultivaba flores en una finca junto al nacimiento del río Darro, donde el agua aún canta su origen. Mi padre, también jardinero en la Alhambra, llegó a ser el Maestro de jardinería. Adquirió un vergel junto al río Genil, donde se gestó su primera empresa.
En aquellos lugares, fértiles y llenos de vida, aprendí que la belleza puede ser humilde y poderosa a la vez.
Fueron mi escuela de aromas, texturas y silencios. Mi padre me enseñó a mirar el mundo con sensibilidad, a cuidar lo que crece, y me transmitió su pasión por los viajes: ese impulso de descubrir, de aprender, de conectar con lo diverso.
Mi vocación
Cómo empezó
Mi vocación surgió entre sueños de ser intérprete en la ONU, (mi madre conocedora de mi pasión por los idiomas me había apuntado a clases de inglés) y tardes en el vergel de mi padre.
Elegí el paisajismo como forma de vida, inspirada por la armonía entre arte, cultura y vegetación.
Me formé en Londres, trabajé en proyectos emblemáticos como el Plan Director de la Alhambra y he guiado a viajeros sensibles por la Alhambra y el Generalife, jardines históricos y barrios con alma.
¿Qué ofrezco?
